Semillas de lino: limpia tu cuerpo desde dentro

Muchas veces el consumo de semillas se relaciona con veganos o con personas con raras costumbres de alimentación, sin embargo estas constituyen una enorme fuente de propiedades que se ha ido perdiendo gracias al boom de consumo de productos refinados. Hoy os voy a hablar del lino, un alimento que consumo hace más de cuatro años gracias a la recomendación de una doctora que ejerce la medicina tradicional, pero que es fan de los cuidados naturales y que ha traído muchos beneficios a mi salud.


El lino son semillas repletas de ácidos grasos esenciales, entre los cuales está el Omega 3 (de hecho es la fuente no animal más importante de este ácido), que hace que se le atribuyan propiedades anticancerígenas y anti-inflamatorias; de hecho el International Journal of Cancer* del 2005 publicó los resultados de un estudio que se realizó y que mostró como efectivamente el organismo reacciona positivamente cuando se consumen, principalmente en varios tipos de cáncer del sistema digestivo y de mama. Adicionalmente contribuye a regular el colesterol y los triglicéridos, y se recomienda también para dietas de pérdida de peso.

Fuente

Una de sus componentes más importantes son los mucilagos, que es una especie de fibra soluble que atrapa las toxinas que tenemos en el organismo y las expulsa naturalmente antes de que puedan ser absorbidas por el intestino; esto obviamente repercute en el funcionamiento de nuestro cuerpo e incluso se puede notar en el aspecto de la piel. No se debe confundir la linaza (nombre con el cual también se conoce), con los laxantes tradicionales a los cuales el cuerpo se acostumbra y pierden efectividad. Estas son semillas y no un medicamento.

¿Cómo consumirlas?

Para aprovechar todos los beneficios del lino lo mejor es consumirlo triturado, ya que si se toman las semillas enteras, estas pasarán intactas por el tracto intestinal. Yo dejo una cucharada durante la noche con un vaso de agua y un par de ciruelas pasas; al levantarme lo paso por la batidora y lo bebo (si tenéis problemas de estreñimiento podéis reemplazar las ciruelas por un kiwi y así obtendréis mejores resultados). Hay otras maneras de introducirlos en la dieta, como agregar una cucharadita al yogur, a los batidos, a las ensaladas o al pan (en el caso de que lo hagáis en casa).

Estas se pueden encontrar en las herboristerías (las hay ecológicas también), y existen dos tipos: marrón y dorado. Yo prefiero el primero, ya que al hidratar las semillas doradas quedan con una textura gelatinosa que personalmente me resulta desagradable.

Como en todos los temas de los que he hablado en el blog, os hablo desde mi experiencia, y os aseguro que desde que empecé a consumirlas, mi salud mejoró... siempre tuve problemas gástricos y la verdad es que han sido tantos los beneficios que he tenido con estas semillas, que no me importa tener que levantarme un poco antes y tomarme un batido de pésimo aspecto (pero de mejor sabor). Si tenéis problemas de  metabolismo os recomiendo que consultéis con vuestro médico antes de tomarlas y si no, estaréis dando un paso en la prevención de muchas enfermedades... recordad que el sistema inmunitario se encuentra en los intestinos y por algo ya las había mencionado en mi Top 7 de alimentos detox.

Todo el tiempo se habla de que para tener una piel bonita y sana la limpieza es imprescindible... ¿porqué no aplicar esta máxima a la salud en general?

¿Habíais oido hablar de las semillas de lino?, ¿Incluiríais este tipo de alimentos en vuestra dieta?

*Fuente: Flax: Just the Facts Please

by Jeff Novick, M.S., R.D., L.D./N.

¡Que tengáis un día estupendo y gracias por leerme!

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