Nunca me he cuidado la piel... ¿por donde empiezo?

Esta fue la pregunta que me hizo una amiga hace poco (claro, después de llevar años insistiendo en que se aplicara al menos una hidratante o un protector solar). Contrario a lo que cualquier adicta a la belleza podría pensar, hay muchas personas que no se suelen cuidar la piel y que no se aplican absolutamente nada en el rostro.

Obviamente cambiar los hábitos de la noche a la mañana es imposible y entiendo que una rutina facial larga y con muchos productos puede resultar desmotivante para quienes tienen un día a día agotador, pero a largo plazo los cuidados que tengamos con nuestra piel son muy evidentes.


1. Piensa en la rutina facial como una 'inversión a largo plazo'

Cuando uno quiere motivarse, es vital pensar en los beneficios que obtendremos a largo plazo, como cuando decidimos apuntarnos en el gimnasio o empezamos a comer mejor.

Es verdad que hay personas con una genética buenísima que le ha dado una piel que parece que rejuvenece cada noche, pero incluso esas también necesitan mimos... más si vivimos en una ciudad con altos niveles de polución o si tenemos una vida muy estresante.


2. Hazte un tratamiento de cabina

Este puede ser un punto de partida fantástico si nunca te has cuidado la piel: no solo vas a notar el cambio inmediato en el aspecto de tu rostro, sino que puedes recibir asesoría por parte del profesional que te atienda para saber qué tipo de piel tienes y qué productos son los más adecuados para ti. Si estáis en Madrid no puedo dejar de recomendaros a Felicidad Carrera, uno de los grandes descubrimientos que he hecho para el cuidado de mi piel.


2. Elige productos que sean fáciles de aplicar

Para explicarme voy a poner un ejemplo: amo la limpiadora de Eve Lom... creo que es uno de esos productos que marcan un antes y un después en tu rutina cuando la conoces. Sin embargo no se la recomendaría a alguien que no tiene la costumbre de aplicarse una rutina completa, ya que se necesita algo de tiempo para sacarle todo el partido cuando la utilizamos.

A quien esté empezando siempre prefiero recomendar algunos productos que facilitan bastante la vida por sus resultados y porque son muy prácticos.


3. Elige productos que sean muy sensoriales




Para engancharnos a una rutina o a un producto definitivamente nos tiene que encantar, ya sea porque huele de maravilla, o porque tiene una textura deliciosa, porque sus resultados se ven rápidamente o aún mejor, porque ofrece una combinación de todas las anteriores. Para encontrarlos lo mejor es hacerlo a través de muestras, aunque sé que a veces no es tan fácil conseguirlas.


4. Compra solo lo esencial

Si me lo permitís, aquí voy a volver al ejemplo del gimnasio: si nunca has ido, no tiene mucho sentido que de golpe te apuntes y pagues un año por adelantado, ¿no?. Pues eso, lo mejor es ir poco a poco y con lo necesario para empezar: en mi opinión, una buena limpiadora (hace poco os conté como elegir la más adecuada para tu tipo piel), una hidratante y un protector solar.


5. Ten un día de descanso

Hace muchos años leí en una revista que uno de los secretos de belleza de una de las gurús japonesas más famosas que existe (lo siento, pero no he logrado encontrar su nombre), es irse a la cana una noche a la semana con la cara limpia pero sin hidratante para que la piel no pierda la costumbre de regenerarse 'sola'. Confieso que aunque me cuesta lo hago de vez en cuando y no me disgusta el resultado en la mañana.

Como estamos hablando de personas para las cuales esto es lo normal, ese resultará ser su día de 'permiso': cuando lleguemos cansadas o cuando solo nos apetezca tumbarnos en el sofá y nada más.


Si te has sentido identificada, espero que estos trucos te sirvan para motivarte más la piel, os aseguro que se nota y hasta el ánimo lo agradece.

¡Que tengáis un estupendo fin de semana y gracias por leerme!

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